domingo, 16 de septiembre de 2007

Poema numero 20 y 1/2...


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Y puedo escribir con gotas de agonia y dolor.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».

El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Arrastrando las palabras que pudistes decir y no dijistes.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
Pero ahora el amor que te tuve se marcha contigo.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Su piel abrasaba mis labios que estaban llenos con tu esencia.
Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Sus ojos de gato perdidos en en un vaso de agua, vidriosos de luna.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Y no puedo hacerlo por que en el fondo es lo que me mataria.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Como lagrimas en la lluvia, se pierden calle abajo.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Y mi alma pide un respiro para todo el dolor que quiebra su espalda.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Y cantó un...Y que amanezca si va a amanecer...
Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

Y no la encuentro ya ni en mi cama vacia de sueños, ni en mi almohada mojada de ti.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Nos ha cambiado la vida, nos ha madurado el dolor, tal vez...demasiado pronto.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

Mi alma buscaba su estrella para sentirle conmigo.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

En manos de otro, su olor en otra cama. Su cariño en otros brazos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Pero el tiempo todo lo cura, pasa por mi cuerpo aliviando mis heridas.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Ahora perdido en la noche, gritando tu nombre en silencio con un quedo rujido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

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